top of page
Búsqueda por etiquetas:

¿Hoteles de costa? ¿En serio?

  • Foto del escritor: Admin
    Admin
  • 4 jul 2017
  • 5 Min. de lectura

No soy un turista playero, de hecho no me considero turista, sino viajero. El sol no me sienta bien y cuando viajo lo hago a cualquier sitio menos a la playa. En los últimos he viajado a varios países europeos, y también a diferentes ciudades españolas. He tenido ocasión de visitar hoteles de diferentes categorías y me he encontrado justo lo que he pagado. Ni más ni menos. Pagas mucho...hotelazo, pagas poco...bueno, ya sabes. Pero nunca me he sentido estafado, ni indignado, ni con ganas de poner una reclamación.


La semana pasada con el estrés del trabajo, el calor y la necesidad de salir de Barcelona, mi pareja y yo decidimos hacer una mini escapada a la playa para desconectar un poco y tomar pilas para seguir con la temporada de verano en el trabajo. Buscamos mucho y era increíble el listado de precios de los hoteles desde la costa de Tarragona hasta hasta la costa de Girona. Hoteles de dos estrellas que se caen a pedazos 100€ la noche en unas habitaciones que dan verdadero miedo y sin ningún tipo de servicio.


Encontramos una oferta, a 150 € un hotel que yo pensaba tenía tres estrellas, pero no. Resulta que tenía cuatro. ¿Cuál es la vara de medir para estas situaciones? ¿Quién se encarga de decidir cuantas estrellas merece tener un hotel? ¿Porque un hotel de cuatro estrellas en Barcelona es completamente diferente a un hotel de la misma categoría en la costa a tan solo 50 km? ¿Porque pagas más por menos en la misma provincia, y das por supuesto que la calidad del servicio que vas a recibir es la misma? Podría seguir formulando preguntas que es probable que no tengan respuesta sincera, pero es así. Me sentí estafado, pero como lo que buscaba era desconectar del estrés y relajarme, pues eso mismo hice.


Pagamos 150 € como oferta, pero de oferta no tenía nada, porque no tenían nada que pudieran ofrecer para justificar el precio. Alojamiento, desayuno y cena. Empecemos...


Servicio de recepción:

Bien, sin más. Dos chicas muy amables y simpáticas que trataban a la gente con celeridad, demasiada para mi gusto. Explicaciones con algún chiste de por medio para animar la cosa pero poco más. " Señor Sánchez necesito que me abone la habitación ahora". A mi esto no me gusta en absoluto porque me da la sensación de que ya se han quitado de en medio a los clientes.

A la hora de la salida tan solo un adiós, sin preguntas sobre nuestra estancia ni nada por el estilo, por no hablar del check out a las 10 de la mañana obligatoriamente o pagando 20 € por salir un poco más tarde. En la ciudad no te pasa.


Habitación:

Bien pero sin nada que ofrecer. Digo bien porque era amplia y estaba limpia. Pero hasta ahí. Tenía una televisión realmente pequeña, un escritorio, una silla de plástico, sí de plástico, y dos mesillas. Un pequeño armario y un minibar vacío. No había ni agua. ¿Para qué me ofrecen un servicio que si quiero o necesito algo tengo que bajar a buscarlo aparte de ser obligatorio en España? ¿Y porqué tengo que bajar a buscar mis bebidas? Pues porque no tenían servicio de habitaciones , obligatorio también en España para cuatro estrellas un mínimo de 12 horas. En la ciudad no te pasa.


Instalaciones:

Hacía falta una reforma pero bueno, ahí poco tengo que decir porque tampoco tuve tiempo de explorar mucho. Lo que vi lo vi limpio y cuidado.


Restaurante:

Aquí es donde le pegaría fuego. Una vergüenza. Indignante. Un Robo. En primer lugar el horario. Es cierto que los horarios de comidas de los extranjeros son bien diferentes a los nuestros, pero me parece excesivo que en tu propio país no puedas tener un horario parecido al tuyo y seas tú quien te tengas que adaptar a los demás, cosa que cuando viajas por cualquier país, ellos no se adaptan a ti, es el turista quien se adapta. Me parece muy bien que los establecimientos ofrezcan la posibilidad de cenar temprano a los turistas extranjeros, sin duda es un gesto que denota que este país quiere que el turista se sienta como en casa, pero me molesta mucho que los españoles no tengamos nuestra parcela en un hotel de costa. El horario de desayuno era de 7 a 09´30 que me parece bien aunque un poco justo si trasnochas un poco, pero el de cena era de 19 a 21. Pero a las 21 cerraban, no es que pudieras entrar a las 21. Eso te lo dejaba bien claro la recepcionista, muy insistente en el asunto. Yo suelo cenar habitualmente a las 21. Me siento a la mesa y disfruto de ella el tiempo que necesite. En este caso no pudo ser así, ya que a las 20´45 el personal ya estaba como loco por salir, menudas caras. No he visto en mi vida un personal tan antipático y desagradable como ese. Te perdonaban la vida con cada mirada. Una vergüenza auténtica.


Hablando de comida, en absoluto me parece que el precio de la "oferta" justifique lo que allí ofrecían. No sólo los cocineros tienen carencia de técnica y conocimiento. No tienen ningún mimo ni cariño por lo que hacen, tanto los que cocinan dentro, como los que lo hacen fuera en el Buffet. El producto era de una calidad infumable. El queso no sabía a queso, el pan no sabía a pan, y nada sabía a lo que realmente debería saber. El único pescado que ofrecían eran sardinas. La carne, chuleta de cerdo y butifarras. Una butifarra no puede fallar.Pues sí, quemada por fuera cruda por dentro y con un sabor realmente malo. El resto de platos calientes eran una especie de estofados con un aspecto que invitaban bien poco a servirte en el plato. Lo divertido fue la tortilla de patatas. Dudo mucho que tuviera huevo, también dudo que tuviera huevo líquido pasteurizado que en un momento dado tiene un pase. Seguramente era huevo en polvo. Las patatas parecían congeladas, y lo más raro de todo es que no estaba cuajada, estaba empanada y frita. No sé. Me serví un trozo para verlo, porque era ver para creer.

Tenían dos arroces. Uno negro muy básico, que dentro de lo malo era un arroz comestible, sin mucho sabor, el otro era un arroz a la marinera con las mismas características. Recuerdo que una señora mayor le preguntó al cocinero si era paella. El hombre, con cara de asco no tuvo la decencia de contestar a la señora. Se limitó a coger el letrero que decía "Arroz marinero" y a ponérselo delante de las narices a la pobre mujer que se quedó avergonzada y sin nada que decir.

También habían unas pastas que no me atreví a probar, unas pizzas congeladas carentes completamente de sabor y una zona de fríos a la altura del resto de alimentos.

Pero lo mejor de todo fue sin duda los montaditos tipo vascos. Eso si que era...dejémoslo ahí. Los postres igualmente sin sabor y de una calidad pésima.

Después de esa cena tan asquerosa, porque no tiene otro nombre, el desayuno no fue mucho mejor. Ni siquiera nos molestamos en buscar algo apetitoso. Café y croissant, evidentemente blando, industrial a más no poder y de la peor calidad que pueda existir en el mercado. ¡Bendita oferta!


Me encantaría poner el nombre del hotel pero no pienso hacerlo. Creo que merece la pena sólo nombrar a personas y establecimientos que realmente sean dignos de ser conocidos por otras personas debido a sus virtudes y no sus defectos. Supongo que es más fácil despellejar a alguien antes que ensalzarlo, y ahí no voy a entrar.


Creo que son los euros peor gastados de mi vida.


Nos vemos pronto.

 
 
 

Comments


Únete a nuestra lista de correo

No te pierdas ninguna actualización

Recibe los nuevos post en tu  e_mail. Suscríbete.
Recent Posts
Hola

Soy Raúl. Hablemos de cocina, recetas, restaurantes, debatamos, reflexionemos, todo girando en torno a la gastronomía con cariño y respeto.

  • Grey Instagram Icon
Archive

© 2017 by Infinita Cocina. Raúl Sánchez.

  • Grey Instagram Icon
bottom of page